Desde que somos pequeños vamos al colegio, se supone que es un lugar donde somos educados para tener un futuro prometedor.
La palabra educar proviene del latín y viene a significar lo siguiente:
Dar al que aprende los medios de abrirse al mundo, encauzar hacia el pleno desarrollo de sus posibilidades. Sacar lo mejor de cada uno, desde adentro hacia afuera: valores y virtudes como la fortaleza, la voluntad, el autodominio, la generosidad.
Esta definición no tiene nada que ver a la que muchas personas creen: llenar la cabeza de datos e información al alumno.
¿Ahora entiendes porque nos encontramos en nuestra sociedad tal y como lo estamos?
Es fácil entender que en una educación en la que se cree que el alumno este vacío por dentro y hay que llenarle de información no se encuentre lo importante, quien es esa persona, que talentos tiene dentro de sí mismo y como puede explotar ese potencial dentro de la sociedad en la que ha nacido para que esta mejore y prospere con el aporte de cada uno.
Los cursos van pasando uno tras otro y cada vez es más difícil para los alumnos encontrar cuál es su propósito en la vida, el para qué profundo por el que están vivos.
Sus mejores habilidades son enterradas en un sistema en el que se formatea a los alumnos desde que nacen para ser unidades de producción en una era industrial que simplemente ya no existe.
El espíritu emprendedor de querer descubrir por uno mismo y hacerse preguntas para averiguar la respuesta indagando, investigado se ha destruido.
Los profesores y las materias impartidas nos ofrecen la verdad del mundo que debemos aprender para pasar de un curso a otro. Una verdad caducada que no es real.
Es curioso que después al entrar en el mercado laboral casi nadie trabaje en algo que le apasiona, eso los que tiene suerte y encuentran un trabajo, otros aún siguen buscándolo porque no se les ha enseñado a crear negocios y su propio trabajo.
Nos enseñaron a ser trabajadores sumisos, en vez de a crear nuestro propio trabajo y ser libres
Todo sería diferente si empezáramos a cambiar el concepto que tenemos sobre los niños y nos diéramos cuenta de que dentro de ellos se encuentra la semilla de un potencial infinito por descubrir y que la sociedad es la encarga de facilitar que este hecho se produzca.
Deberíamos echarnos las manos a la cabeza por dejar que el estado programe a nuestros hijos y niños de una manera obsoleta para un mundo irreal que ya no existe.
No se busca sacar lo mejor del niño, si no introducirlo en una época industrial en el que tendría que realizar un trabajo en una empresa.
Pero, la era industrial en occidente ha muerto se ha mudado a otros países con una mano de obra más asequible para las empresas.
Puedes ver el artículo que habla sobre este tema aquí: Claves para trabajar en el siglo XXI
¿Entonces porque se sigue educando a los niños en un modelo caduco que lleva después a las personas a trabajar en cosas que no se desean y que no encuentren sus talentos?
Es una gran pregunta;
¿Cómo es posible que en la generación más preparada de la historia exista una tasa de paro tan alta entre los jóvenes?
Muy sencillo, se nos han llenado de conocimientos técnicos, programados para ser trabajadores en una sociedad que ya no nos puede aportar los trabajos para los que hemos sido diseñado.
Que diferente sería si desde pequeños la creatividad fuera desarrollada, si se nos permitiera explorar las posibilidades que el mundo nos ofrece, si nos permitieran crear, desarrollar nuestro potencial y enfocarnos a crear proyectos, que con el tiempo cuando fuéramos mayores se convertirían en empresas innovadoras.
Cambiar el miedo a suspender por la valentía de arriesgarse y fallar hasta dar con la solución.
Que diferente sería la sociedad si las personas se atrevieran a arriesgar, si fuéramos educados sabiendo que nadie nos va a dar un puesto de trabajo y que es hora de que reflexionemos, pensemos a que propósito queremos destinar nuestra vida y creemos nuestro propio trabajo y futuro profesional.
En un mundo así nuestra sociedad se desarrollaría a un ritmo vertiginoso, cada uno encontraría su verdadero camino y aportaría lo que ha descubierto a la sociedad, su comunidad y porque no, al mundo.
Dentro de cada niño hay un futuro emprendedor con talento, por favor, no limitemos a las generaciones que vienen a que piensen en una caja tan pequeña y caduca del siglo pasado o los estaremos destinando a que busquen un trabajo y no lo encuentren porque no existen, estaremos haciendo que estudien carreras que no aman, que pasen los años sentados en sillas estudiando materias de dudosa utilidad para salir a un mundo real que es totalmente diferente al que se estudia y en el que no se está preparado para interactuar.
Son los jóvenes los destinados a realizar el gran cambio innovador en las sociedades del mundo, pongámosles las cosas sencillas, la educación tiene un gran papel que jugar y puede ayudar o destruir a los alumnos.
Por el momento sabemos que algo no funciona, y que debe cambiar.
Es curioso que se nos prepare para buscar trabajos que no existen y que no se nos prepare para crear negocios y trabajos del futuro que todavía no existen.
Existe otra forma de educar. Y hasta que el estado no se digne a cambiarla.
Tendrá que existir otra educación no formal a la que los niños asistan desde que son pequeños, doy gracias a que existe internet y uno puede descubrir allí otras formas de ver la vida y de desarrollar su potencial, no todo está perdido, existen posibilidades.
Es una pena que tantos años de estudio desde que somos pequeños sean desperdiciados para que cuando seamos grandes tengamos que resetear de nuevo nuestra mente para introducirla en el mundo real y despertar el espíritu emprendedor que estaba apagado dentro de nuestros corazones.
Los niños al igual que una semilla tienen dentro de sí mismos todo lo necesario para crecer y dar frutos increíbles, ayudémosles a que florezcan en vez de marchitarlos.
Alberto Enguita
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