¿Sabes lo que paraliza a los emprendedores más que cualquier barrera que encontremos en nuestro camino?
El pensamiento y la emoción con los que te culpas ya sea de una manera sutil, casi inapreciable, o de una manera manifiesta sobre los errores que cometes en tu día a día.
Te pones un reto, unos objetivos para cumplir, unos hábitos para cambiar, algo que no quieres hacer porque sabes que no te beneficia..
¿Qué pasa normalmente?
Fallamos muchas veces y no conseguimos eso que nos hemos propuesto a la primera y eso puede provocar en nosotros sentimientos de impotencia, y ganas de tirar todo por la borda.
Si fuera fácil cambiar y conseguir lo que deseamos todo el mundo lo haría ¿No crees?
Vas a sentirte mal, vas a sentir dolor, vas a sentir que tu mente te gobierna y que no puedes hacer nada para cambiar muchas veces y te va a tocar aceptar, que a veces no vas a hacer lo que deseas hacer, porque tu programación mental tiene el timón de tu vida.
Te vas a dar cuenta de como procrastinas las tareas importantes que te harían llegar más lejos, porque tu programación mental, lo que quiere es que sobrevivas, no que consigas grandes logros.
Y ha conseguido hacer que sobrevivas con los hábitos que tienes actualmente que te hacen sentir medianamente «cómodo», el cambio que quieres hacer enciende todos los sistemas de alerta, nuestro programa interior entiende que tu supervivencia esta en juego con estos cambios y se resiste a hacerlos.
Mas vale malo conocido que bueno por conocer
Vas a darte cuenta de como el no hacer estas tareas que nos hemos propuesto para mejorar, por el motivo que sea, dispara culpa dentro de ti, victimismo o derrotismo.
La escalera del cambio, no significa que cada día subamos un peldaño de forma progresiva.
A veces bajaremos dos.
Otro día subiremos tres.
Al otro día bajaremos uno.
Al siguiente subiremos dos.
Y poco a poco cuando mires atrás estarás mucho más alto que donde estabas al principio.
Pero, si por fallar, por equivocarte, te culpas y te juzgas perderás tu poder, creerás que no puedes, dejaras de subir la escalera y bajaras rodando hacia el principio de la misma o incluso más abajo.
Eso sí, el que baja rodando por la escalera muchas veces y sigue adelante, se hace muy resistente al dolor, otros por el contrario, deciden no volver nunca a subir las escaleras. Deciden no cambiar.
A la larga el Dolor de no cambiar, es mucho mas poderoso que el del cambio, la gran ventaja de el no cambio, es que ese dolor quizá no llegue ahora, como el que se produce con el cambio, pero llegar llegará no te preocupes, y cuando lo haga te dará con todas sus fuerzas.
El que quiere ponerse en forma y tener un cuerpo ideal, y nunca ha hecho deporte y se alimenta de comida basura.
Aunque tenga el fuerte deseo de cambiar y un plan de acción para conseguirlo
¿Cuántas veces tendrá que intentarlo e intentarlo hasta que lo consiga?
La primera semana esa persona se propondrá un cambio total, decidirá apuntar en su agenda días para hacer deporte o ir al gimnasio.
Estructurará sus desayunos, comidas y cenas con comida saludable.
Incluso leerá libros o tendra un coach que le ayude en este proceso.
Pero sabes que, aunque todo lo tengas de cara, normalmente no va a ser un camino hacia la victoria sin sendas derrotas por el camino.
Y es que todo va bien, cuando iniciamos un gran cambio y nos sentimos fuertemente motivados.
Pero ¿Qué ocurre cuando han pasado cuatro días?
Has ido a hacer deporte, has comido sano y en vez de encontrarte mejor, puede que tu cuerpo te pida los hábitos antiguos.
Puede que tu cuerpo te pida grasa, que te pida tumbarte en el sofa para ver la televisión.
Sigues aguantado con fuerza de voluntad pero a la semana siguiente….
Te sientes fatal, te levantas por la mañana y no tienes ganas de comerte esa mierda de desayuno saludable que tu mente ahora mismo odia, tus pensamientos te dicen:
– Cómete un bollo industrial veras como se te quitan todos los males, y ahí ya puedes dejarte llevar y confirmar lo que dice ese pensamiento, automáticamente volverás a sentirte bien por un instante.
Pero cuando pasen las horas, empezarás a culparte porque no lo has conseguido. y has fallado a tu palabra.
Eso hará que te sientas peor, que te sientas muy pequeño, que te rindas, y cuando te rindes, tu mente te dirá, no eres capaz de conseguirlo, a si que asume que no lo vas a hacer. y cómete una hamburguesa
En ese estado interior de malestar mental,emocional es mucho mas probable que caigas de nuevo, que luego dejes de correr y vuelvas a tu vida de siempre en el que nada ha cambiado.
Puede que seas fuerte, y que pases por ese dolor interior, pero llega la hora de ir a hacer deporte y te sientes realmente mal, quieres hacerlo, pero tus emociones hacen que casi te cueste caminar y salir de casa.
No vas ese día, te vienes otra vez abajo, te sientes mal y decides cubrir ese vacio con comida basura.
Volviste a entrar en la rueda del hamster del no cambio.
¿Entonces no podrás cambiar nunca?
Eso es completamente falso.
Pero también es completamente falso, que vas a ascender por la escalera del éxito sin caerte por las escaleras unas cuantas veces.
La pregunta es, ¿Cuándo estés rodando hacia abajo?
Te dejarás caer hasta el primer peldaño.
O tomarás consciencia antes de bajar, ¿Para seguir subiendo?
La escalera del cambio duele, es peligrosa y te hace sentirte mal.
Pero la escalera del no cambio es mucho peor ya que no te permite conquistar tus sueños.
Tendrás que decidir.
Sentir dolor interior por cambiar, o sentir dolor por no cambiar.
Con el pasar del tiempo subido a esta escalera del cambio personal y profesional….
Tuve que dejar de culparme por no conseguir los objetivos que me proponía, a veces simplemente eran imposibles de realizar en el tiempo que creía que podría conseguirlos…
Tuve que dejar de ser el Dios Juzgador del Mal y del Bien en mis actos diarios.
Tuve que dejar de victimizarme por los errores que había cometido.
Tuve que entender que la escalera del cambio no es siempre hacia arriba.
Si no que sube y baja y que la clave es seguir subiendo aunque a veces retrocedas y vuelvas a los viejos patrones.
El problema no es que falles y no hagas ejercicio una semana y comas comida basura.
El problema es que la semana que viene que te sientes mejor, te hallas rendido y no vuelvas a los hábitos saludables que quieres instalar en tu vida, ese es el gran problema, el rendirnos porque hemos tenido una pequeña derrota.
Piensa que eres como un niño que intenta andar y que nunca ha andado.
Te caerás muchas veces, te harás sangre en la rodilla, hasta que andes solo de forma natural.
Pero por ese dolor ¿No te propondrías andar y tener la libertad de ir a donde quieras?
Esa es la pregunta que tienes que responderte.
Por muchos errores y fallos que cometas ¿Seguirás adelante? ¿O te bajarás de la escalera del cambio?
¿Y Dejarás vencerte por las circunstancias, pensamientos y emociones que sientes?
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