Te levantas un día y no le ves sentido a la vida, no sabes porque, quieres estar donde no estas, donde no te encuentras y no valoras lo que tienes, o si lo haces pero no lo sientes.
Pasa el tiempo, pasan lugares, personas, escenarios y escenas, pasa todo y pasa nada, porque eso es lo que te parece.
Parece que no pasa nada de lo que te puedas sentir totalmente orgulloso o si pasa lo hace por breves instantes, momentos…
Vuelve de nuevo, la eterna pregunta del existir de los humanos, que dentro de sí albergan desde milenios
¿Qué sentido tiene mi vida?
¿Para qué existo?
Decía un hombre muy sabio en un libro que existen dos sentidos, el propósito externo y el propósito interno.
El propósito externo tu lo decides, acorde a la realidad en la que vives, a lo que quieres, a tus capacidades y a lo que deseas…
Ese tu lo diseñas, ese tu lo quieres, ese tú decides hacia donde y vas…
Ese es tuyo, es de tu ego, es de tu cuerpo, es de tu emoción, de todo eso que estás dispuesto a pensar y hacer por conseguirlo..
Ese es tu propósito externo, y este es grande, a veces pequeño, a veces se diluye, cambia se transforma…
¿Quién te iba a decir a ti que acabarías haciendo lo que haces ahora?
Lo externo cambia, se transforma, se diluye, se difumina, a veces te seduce, otras veces te persigue y algunas se escapa de entre tus manos…
Este hombre, decía otra cosa, que también existen un propósito interno, y ese es uno para todos los humanos, es la conexión con el instante presente, con el ahora, y este propósito se produce con la conciencia de uno mismo, más allá del pensamiento y el sentimiento automático.
Se dice que desde ese lugar de aceptación se vive pleno, que desde ese lugar se le encuentra el sentido a la vida.
¿Puede que el sentido de la vida sea vivir cada instante como aquello que es único?
Puede que aceptar lo que es nos permita estar aquí, para que desde aquí, diseñemos el propósito externo que queremos vivir…
Puede que la aventura consta de 2 pasos, el primero conectar con uno mismo, y que ese paso engloba al otro paso que se compone de miles de pasos en el mundo exterior…
Dicen que si te encuentras a ti mismo, encuentras lo que buscabas fuera, paradójicamente dentro, donde casi nadie busca…
Dicen que por mucho que tengas fuera, por mucho propósito externo que cumplas, el agua de dentro lo llena el propósito interno.
Dicen, que cuando el propósito interno se esfuma y se pierde tu conciencia las cosas de fuera y tu vida de fuera empieza a no tener sentido, como a perderlo…
¿Y si cuando nos sentimos perdidos buscamos el sentido de la vida fuera?
En cambiar lo que hacemos, con quién lo hacemos, donde vivimos y existimos…
Y puede que esto sea un paso fundamental para estar bien en lo de dentro y poder conectar con nosotros mismos…
Pero, si en el lugar en el que te encuentras ahora, en este mismo instante, te has sentido pleno, realizado más de una y dos y tres veces en los últimos tiempos…
Puede que el sentido de la vida, se halla perdido de este instante, porque nosotros lo hemos dejado escapar, no ocupándonos de lo de dentro, de la conexión con el ser…
Eso decía un hombre, cuando lo escuche, parecía que tenía sentido.
El sentido de la vida, uno lo encuentra por la doble vía, la interna, y la externa.
La vida no tiene sentido, sin el uno y el otro, lo de arriba como lo de abajo, lo pequeño, cómo lo grande.
Lo externo, como lo interno.
El uno, sin el otro, no pueden ser.
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